La Peste. Albert Camus.
- dellcu
- 12 jul 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 18 jul 2020
Una comodidad insignificante
La historia ocurre en Orán (Argelia), un lugar sin magia, ni brillo, muy normal (muy), y en hechos actuales puede ser simil de cualquier ciudad del mundo.
La novedad, las ratas gigantes como un turista despreciado, la peste, una enfermedad infectocontagiosa, acompañada del miedo que se apodera de las familias. El pánico es ABSOLUTO.
Todos somos ignorantes
La tragedia del distanciamiento social en su propia casa, en su propio barrio, una cuarentena que duró diez meses; pero en realidad la gente se escondió a causa del desconocimiento, la desinformación, lo absurdo en la falta de solidaridad con el prójimo y la sociedad en general (el hambre se asoma); todos sospechosos de presentar síntomas molestos y consecuentemente una muerte aterradora. Una muerte que no discrimina edad, género, raza, nivel de ingresos económicos, profesión. Además, lejos de despedidas, entierros solemnes, últimas palabras, sin un adiós; es la muerte en soledad.
En memoria de la humanidad, La Peste de Albert Camus, es la defensa de aquellos que padecen una epidemia, una carga bastante pesada. (Es autor también de El mito de Sísifo).
El sentido de la existencia
Una crónica con médicos, héroes de bata blanca y sin descanso, solitarios que no recibieron aplausos, recibían miradas juzgadoras por no salvar a las personas amadas. La religión, no se salvaba de reproches que atentaran en contra de la fe, esa certeza inmensa que ha de salvarlos en alma y cuerpo; ahora, se duda del sentido la vida y de la muerte.
El amor, brilla por su ausencia
Una epidemia que parece no tener fin, con desconocimiento científico de su comienzo, que conlleva a una desensibilización automática de aquellos que ya no se interesan por las cifras y tampoco por sus muertos, una cotidianeidad que no se acostumbran a vivir, con la INCERTIDUMBRE constante, pero se resignan a toda voluntad hacerle frente a la peste. Soplar la muerte, y hacerle espacio a la vida y su libertad, aceptando día a día el anhelo.
Agotados, incluso de sus frases “cuando esto pase yo …” planes ya cansados de esperar. Nadie tiene la culpa, no hay a quien odiar en unanimidad contra esta tragedia humana que visibiliza la vulnerabilidad, la angustia, el dolor, el apego, la soledad, el egoísmo, la IRRACIONALIDAD, y las faltas de razones para morir; está claro que se quiere vivir, con fuerza y sin fracaso.
Mas allá de las prevenciones sociales de una epidemia, o sin ella ¿Se está encerrado en la propia alma, con miedo al mundo?
¡A donde se fue la Peste!
Se acerca el fin, así de improviso. Recomenzar, es el sinónimo de la esperanza, palabra que describe el futuro soñado e incierto, sumado a la zozobra de la incertidumbre de una nueva realidad, ¿Qué significa una nueva realidad? ¿Cómo recomenzar la vida? ¿Volverá una epidemia a instalarse en la cotidianeidad? ¿En qué momento termina la incertidumbre? ¿Se tiene control de la vida?
Son SILENCIOS y dudas someras, nada de juzgamientos (por favor).
La filosofía de lo absurdo
Todos hemos tenido miedo ¡Ah miedo! … pero ¿Por qué no usar la sabiduría interna para pensar y actuar con cautela, calma y paciencia? Mas silencios y utopías.
Una peste, una epidemia, varias pandemias que no han sido la primera en la historia de la humanidad, y no serán las últimas (¿?), ya no es ficción de grandes escritores. Es una realidad para humanizar (nos).
“Hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio”
Albert Camus
Filósofo de lo absurdo, y Premio Nobel 1957
La Peste
Novela/ Crónica
Páginas 256
Editorial Penguin R H

Artículo para la sección
+ Running Dance Yoga
Comments